«La persona que tiene recursos económicos, igual que decide hacerse una cirugía estética, decide ponerse un balón y esa es la realidad. Se está poniendo, en general, fuera del sistema público, ya que no hay evidencias de que esta medida sea útil a largo plazo, porque la obesidad es un problema crónico», alertó el doctor Rubio, especialista en esta intervención, durante la presentación de una campaña del Ministerio de Sanidad para prevenir la obesidad.
Considera que «en ningún caso» esta técnica puede emplearse «como un tratamiento que sea el antojo o la manera fácil que busca la gente para perder peso» ya que, «salvo en cuatro indicaciones muy concretas, el 50 por ciento de los pacientes, a los seis meses de retirada del balón, recuperan gran parte del peso perdido y, al cabo tres años, prácticamente la totalidad ha ganado el peso perdido».
«El balón se pone durante sólo seis meses, por lo que, de cualquier modo, estaríamos hablando de un tratamiento temporal que, si no se acompaña a continuación de otra medida para perder peso, carece totalmente de utilidad», recalcó.
Según el experto, desde el punto de vista médico, los balones están indicados para algunos pacientes con obesidad severa que necesitan perder peso «desde un punto de vista médico», para someterse, por ejemplo, a una cirugía, y no pueden conseguirlo por otros medios, como el deporte, la dieta o los fármacos antiobesidad.
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