beatriz , de 41 años, tardó una semana en contemplarse en el espejo tras sufrir una mastectomía total. Cuando cobró el valor suficiente para bajar la mirada hacia su pecho izquierdo descubrió una cicatriz de varios centímetros sobre una planicie devastada por la intervención. ¿Debo vivir toda la vida mutilada?, se preguntó.

La reconstrucción mamaria sigue siendo una de las intervenciones menos conocidas por las mujeres que sufren cáncer de pecho. En Navarra se operan 220 casos anuales, el 35% de ellos, es decir, 77 mujeres, requiere mastectomía, sin embargo, sólo el 40% de las pacientes, unas 31, opta tras extirparse el pecho por someterse a un procedimiento para crear una mama de aspecto natural, «similar en forma, volumen y proyección a la cercenada», según explica el jefe de Servicio de Cirugía Plástica del Hospital Virgen del Camino, Antonio Bazán.

La mutilación de uno o de los dos pechos multiplica el sufrimiento que provoca el cáncer en las mujeres y, en algunos casos, añade al impacto emocional del diagnóstico y a la dureza del tratamiento, un grave deterioro de su autoestima. No es ninguna frivolidad. Tres de cada diez pacientes sufre depresión, culpa, miedo al abandono…

Los avances en las técnicas quirúrgicas permiten una reconstrucción cada vez más natural de la mama, lo que supone una ayuda esencial para afrontar las secuelas físicas y psíquicas de una mastectomía y el trauma que para las mujeres supone verse amputadas. Al completar el hueco y la deformidad que queda en el tórax, la intervención no sólo restaura la imagen corporal sino que también mejora la calidad de vida de la paciente. Entonces, ¿por qué el 60% de las mujeres que han sufrido una mastectomía en la Comunidad Foral continúan mutiladas tras la operación? «Muchas mujeres temen que esta intervención influya en la evolución de la enfermedad. Lo cierto es que está científicamente comprobado que no afecta ni al pronóstico, ni a la supervivencia, ni mucho menos a la futura detección de posibles nuevas lesiones», subraya Emma Araya, médico especialista en Cirugía Plástica Reparadora. A estos temores hay que sumar el desconocimiento. «Todavía perdura la creencia errónea de que sólo un número reducido de mujeres sometidas a mastectomía puede tener acceso a la reconstrucción mamaria, cuando la realidad es completamente diferente», añade.

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